El Trastorno por Déficit de Atención (TDA) es un término general que a menudo se utiliza como sinónimo del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Sin embargo, también puede referirse específicamente al subtipo del TDAH que implica principalmente síntomas de inatención, en lugar de hiperactividad e impulsividad.
El TDA se caracteriza por dificultades para mantener la atención, la concentración y la organización, así como problemas para controlar los impulsos. Aunque el término TDA a menudo se utiliza de manera intercambiable con el TDAH, es importante reconocer que algunas personas pueden tener predominantemente síntomas de inatención sin los síntomas de hiperactividad e impulsividad.
Los síntomas comunes del TDA incluyen:
Inatención:
- Dificultad para mantener la atención en tareas o actividades.
- Falta de atención a los detalles y cometer errores por descuido.
- Dificultad para seguir instrucciones y completar tareas.
- Tendencia a perder objetos necesarios para tareas o actividades.
Desorganización:
- Problemas para organizar y planificar actividades.
- Dificultad para administrar el tiempo de manera efectiva.
- Tendencia a posponer o evitar tareas que requieren esfuerzo mental sostenido.
Impulsividad:
- Dificultad para esperar su turno.
- Interrupción frecuente de conversaciones o actividades de otros.
- Tomar decisiones apresuradas sin considerar las consecuencias.
El tratamiento para el TDA puede incluir estrategias de manejo del tiempo, técnicas de organización y estructuración del entorno para ayudar a minimizar las distracciones. La terapia cognitivo-conductual (TCC) también puede ser útil para abordar los patrones de pensamiento y comportamiento asociados con el TDA. En algunos casos, pueden recetarse medicamentos, como estimulantes o no estimulantes, para ayudar a mejorar la atención y la concentración.
El apoyo de la familia, la educación sobre el trastorno y el desarrollo de estrategias de afrontamiento efectivas también son componentes importantes del manejo del TDA.